Aunque me fuercen
Nunca yo voy a decir
Que todo tiempo por pasado fue mejor
MaƱana es mejor
- Spinetta
I.
Una caracterĆstica comĆŗn del ser humano es pensar que en el pasado las cosas eran mĆ”s sencillas, que los problemas y amenazas con los que lidiaban nuestros antepasados (en lo social, lo económico, lo ambiental, lo Ć©tico, lo educativo) no eran tan complejos como los que tenemos hoy enfrente.
Se nos hace fÔcil pensar que los temores y pÔnico de generaciones pasadas acerca de la televisión, por ejemplo, palidecen en comparación con las preocupaciones que ahora nos generan las redes sociales y la IA.
Ahora bien, ésta suele ser una falsa comparación ya que cada generación va enfrentando sus propios problemas, hasta ese momento novedosos, inauditos y genuinamente amenazadores, pero en retrospectiva mÔs o menos obvios y de resolución evidente.
Sin embargo, por mĆ”s que trato de ser consciente de este fenómeno, no puedo sacudirme la sensación de que el momento histórico en el que estamos es efectivamente mĆ”s complicado y mĆ”s incierto que Ć©pocas pasadas. ĀæEstoy cayendo en la falacia que acabo de describir? SĆ, por supuesto.
No tengo los estudios ni el saber necesarios para poder establecer que efectivamente las complicaciones de esta época son mÔs serias pero me queda claro que depende de qué y desde dónde estamos hablando. En esta ocasión (como en otras) estoy hablando desde la perspectiva que mÔs y mejor habito desde hace dos años: la del papÔ primerizo.
Parece inevitable (creo que es algo bueno) que cuando uno se convierte en padre o madre se encienda un switch que activa una preocupación particular por el porvenir. Una preocupación que ya existĆa antes, pero no con la nitidez con la que se percibe cuando hay un bebĆ© en la ecuación de nuestras vidas, porque somos ahora nosotros los responsables de procurarle a esta criatura un ambiente en el cual pueda desarrollarse y florecer.
Es en ese entendimiento que las preguntas respecto al florecimiento, la felicidad y la plenitud humanas comienzan a explotar como semillas de maĆz convirtiĆ©ndose en palomitas.
ĀæEs Ć©sta una Ć©poca particularmente complicada para pensar en temas de florecimiento y plenitud humana? Aceptando mi sesgo absoluto como padre de SofĆa y como hijo de mi tiempo, yo creo que sĆ.
La IA y todas sus manifestaciones estĆ”n poniendo en cuestionamiento a diario lo que significa ser humanos, una pregunta que a pesar de ser una de las mĆ”s antiguas de la filosofĆa, vale la pena seguir explorando. Tal vez ahora mĆ”s que nunca.
II.
No hay mayor espejo que un hijo para embarcarse en una reflexión profunda acerca de la propia crianza. SofĆa me ha hecho darme cuenta de que me tocó todavĆa una crianza en la que el triĆ”ngulo (rotatorio) de la formación humana estaba bastante bien establecido: casa - escuela - iglesia. Cada uno de estos espacios tenĆa sus propias funciones, sus propias preguntas y sus propias respuestas. No siempre eran buenas preguntas y tampoco habĆa siempre respuestas satisfactorias, pero era un punto de arranque, algo que yo podĆa llevarme y ponderar.
Ahora bien, me he dado cuenta de que las funciones, pero sobre todo las preguntas al centro de cada uno de estos espacios son cada vez mÔs existenciales. Es decir, la razón de ser de estos espacios estÔ en la raya, no hay claridad con respecto a su indispensabilidad - particularmente la escuela y la iglesia - y en muchos casos por buenos motivos.
Hay buenas y relevantes razones por las que debemos cuestionar el rol que deberĆa tener la escuela y la iglesia en nuestra vida y la de nuestros hijos: en buena medida, debido al mal trabajo que han hecho estas dos instituciones en cultivar la curiosidad, creatividad y el florecimiento del espĆritu humano, enfocĆ”ndose en hacer cumplir reglas y cultivar obediencia.
Aunque creo que las verdaderas lecciones de vida y la integración de la educación ocurre progresivamente fuera de la casa, fuera de la escuela y fuera de la iglesia, estoy convencido de que las preguntas que permitieron que estos espacios existieran siguen siendo muy relevantes, puesto que provienen de una necesidad profundamente humana por conectar en lo personal, en lo social y en lo espiritual.
Percibo a mi alrededor un deseo por recuperar y resignificar estas Ôreas de vida y estoy muy interesado en participar en la (re)creación de estos espacios en comunidad. Esto es algo de lo que estaré escribiendo mucho mÔs en los años por venir.
Estoy cada vez mĆ”s convencido de que no podemos volver a caer en el error de creer en las promesas de conexión y bienestar que las empresas de tecnologĆa nos quieren vender. El internet no descentralizó el poder, las redes sociales no nos conectaron mĆ”s, y la IA no traerĆ” la prosperidad ni florecimiento humano que augura. Todo eso es algo que sólo podemos hacer nosotros, juntos, en comunidades que viven con las preguntas correctas en mente.
š Breves actualizaciones de vida
AbandonĆ© la lectura de Gilead de Marilynne Robinson y me pasĆ© a leer Martyr! de Kaveh Akbar y es el mejor libro que he leĆdo este aƱo. Lo recomiendo ampliamente. Dejo abajo una muy buena conversación entre Kaveh Akbar y John Green. Me ayudó a complementar la lectura del libro y me dejó pensando en muchas otras cosas mĆ”s.
Sofi cumplirÔ pronto 2 años y no puedo creer el gran privilegio que ha sido ser padre de esta niña durante este corto tiempo. Mi único objetivo es seguir estando para ella toda mi vida.
Por otro lado, Sunday Service llegó a 1,000 suscriptores hace unos dĆas, y me siento muy agradecido con toda la gente que le ha abierto un lugarcito en sus domingos a este espacio de reflexión. Gracias por estar aquĆ, y vamos por muchos domingos mĆ”s de Sunday Service. š
Nos leemos el próximo domingo. š