Quiero confesarte que una buena parte de los temas de los que escribo aquí surgen de las pláticas que tengo con mi terapeuta. Cuando estamos en sesión (remota) tengo junto a mí un cuaderno en el que escribo ideas o frases que van saliendo de esas conversaciones libres en las que pongo sobre la mesa mis temores, ansiedades, miedos, anhelos y sueños. Luego regreso a ese cuaderno y saco temas para Sunday Service.
Uno de esos temas recientes es la extraña sensación de haber atravesado una línea invisible en nuestras vidas y de pronto percibir que estamos ante una situación nueva y distinta. Un mundo entero que cambió delante nuestro, ante lo cual no hay más que hacer que habitar la nueva circunstancia lo mejor posible… antes de que todo vuelva a cambiar.
No estoy hablando sobre la IA, o la situaciones sociales, económicas, políticas o ambientales que nos rodean y que también constantemente nos sumergen en mundos nuevos. Estoy hablando (como tal vez ya te lo estás imaginando) del ámbito de la paternidad y sus fases cambiantes.
Algo que yo ya sabía que me iba a fascinar como papá era presenciar el desarrollo cognitivo de mi hija. Verla y escucharla aprender nuevas palabras para conocer y comunicar su mundo es ser testigos de un milagro cotidiano. De esos que tanto damos por sentado.
Sin embargo, algo que me tiene bastante deslumbrado, aunque claramente ya sabía que iba a ocurrir porque activamente participé en que sucediera fue que esta beba aprendiera a caminar. No puedo contener mi sorpresa de verla maravillado atravesar la sala, el comedor y la cocina caminando con sus manitas levantadas a medio pecho listas para cacharse si por alguna razón esas piernas - que recién van encontrando su cadencia - se tropiezan con alguno de los juguetes que va aventando por toda la casa.
Me siento en una escena de película cuando la veo entrar a su cuarto caminando y gritarme “BOOOOOOK” para que vaya a sentarme con ella en su alfombra a leer alguno de sus libros.
Éste es un mundo muy diferente del que habitábamos hace apenas unos meses. ¿En qué momento cruzamos tantas líneas invisibles? ¿Cómo marcar el tiempo que pasa sin volvernos locos? ¿Cómo reconocer dignamente la fase que ya pasó y despedirnos de ella agradeciéndole lo que nos enseñó de nosotros mismos?
Cabe aquí un tema que me fascina y al cual me gustaría prestarle más atención el próximo año: los rituales que podemos crear. Pienso en el ritual como un acto que nos permite posicionarnos - por un momento - fuera del irrefrenable transcurrir del tiempo para marcar un acontecimiento (quizás impalpable) de forma tangible y material. Una manera de decir “esto pasó, esto existió, esto (sobre)vivimos, esto es ahora parte de nuestra historia”.
Ser padre me ha mostrado más claramente la necesidad humana profunda por dejar pistas y trazos de nuestro transcurrir por esta vida y estoy buscando afinar el radar que me permita identificar más a tiempo las líneas invisibles que vamos atravesando todo el tiempo.
¡Gracias por recibir Sunday Service un domingo más!
Como anuncié en mi carta anterior, hoy se inaugura Tobogán Sonoro con el prompt: la cotidianidad.
Te dejo a continuación mi audio, junto con los audios que recibí en estos días. Es maravilloso recibir sus contribuciones, así que no dejen de aventarse por el tobogán y compartir sus creaciones en siguientes volúmenes de Tobogán Sonoro. 🪴
El prompt para los siguientes 15 días es: Lo primero y lo último.
Como recordatorio: en Tobogán Sonoro recibimos piezas de audio de máximo 3 mins con base en la idea disparador, puede ser un poema, una historia, un ensayo, una canción, o cualquier otra cosa que te inspire y quieras practicar y compartir. Nos seguimos escuchando.
Un abrazo desde la escucha atenta,
Carlos 🍃
TOBOGÁN SONORO
Vol. I ~ La Cotidianidad
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Carlos Arroyo:
Guadalupe Borsa:
Lara Fortina:
Malinalli García:
Nos leemos el próximo domingo. 🍃