El otro día iba caminando por la esquina de mi casa para hacer algún pendiente doméstico y tuve una experiencia que sólo puedo asumir que le pasa a todo mundo que pasa bastante tiempo en el internet:
Me acordé de un video que había visto el día anterior sobre cierto personaje controversial cuyas opiniones superficiales, generalistas e incendiarias me caen pesadas en el estómago. Acto seguido, entré en un loop mental de argumentos y contrargumentos a lo que decía en el video.
Noté de inmediato que estaba empezando a sentirme estresado, incluso algo molesto, lo cual estaba en buena medida arruinándome la experiencia cotidiana de ir a la vuelta de la esquina en una tarde por lo demás tranquila y agradable.
Una vez completado el pendiente y de regreso a casa me di cuenta de que me era casi imposible quitarme de la cabeza ese video. Traía un ruido mental provocado muy efectivamente por el consumo inconsciente de contenido en redes.
Ahora bien, escribir sobre este tema de cómo los algoritmos están diseñados para atraparnos, hacernos adictos y mantenernos en sus plataformas el mayor tiempo posible empujando la pantallita hacia arriba con el pulgar es algo que suena ya a cantaleta de papá que le dice a su hijo por milésima vez que la comida chatarra le hace daño y que debería comer más verduras. Es algo que ya sabemos y que nos aburre que nos lo hagan saber otra vez.
Por eso hoy quisiera plantearte este problema desde otro ángulo, en un intento por recordarme a mí mismo también la importancia de la cuestión.
Nuestros teléfonos ahora tienen la capacidad de informarnos cuánto tiempo hemos pasado en las aplicaciones que utilizamos, lo cual resulta ser bastante sorprendente en más ocasiones de lo que quisiéramos admitir. Hace algunos años llegué a promediar hasta 2 horas al día en IG y a veces más de eso en Youtube.
Sin embargo, algo que es imposible que el teléfono nos diga es cuánto tiempo pasamos divagando y re-pensando en eso que el algoritmo nos mostró ese día en días posteriores. Entonces, no sólo se trata del tiempo que estamos perdiendo durante el doomscrolling, sino que también deberíamos contemplar el tiempo que pasamos pensando (sin darnos cuenta) en cosas que nada tienen que ver con nosotros y que honestamente nada aportan a nuestra vida.
Cabe aquí un comentario pertinente: por supuesto que hay muchas ocasiones en las que utilizamos las redes y herramientas de consumo de contenido de forma bastante productiva, informativa, incluso inspiradora. A veces descubrimos obras y personas increíbles que nos abren los ojos a otros mundos. Esto también existe en las redes, pero honestamente no sé qué porcentaje del uso que les damos cae en esta categoría de uso. Sospecho que menos del 20% (?).
A lo que voy es que en el afán por mantenernos entretenidos en todo momento, hemos entregado al algoritmo la facultad de decidir por nosotros qué estaremos pensando y sintiendo mañana.
Cuando abrimos alguna de nuestras apps de redes sociales sin ningún propósito explícito más que el de “a ver qué hay” estamos entregando la fabricación de nuestros futuros pensamientos y emociones a un algoritmo anónimo que no tiene ningún interés en nuestro bienestar.
Algo que tenía claro durante esa salida a la esquina que conté al principio es que no quería estar pensando ni en esa persona ni en ese tema en ese momento. ¿Cuántas personas que nos encontramos por la calle van tal vez malhumoradas porque llevan días pensando en lo que su algoritmo les ha estado mostrando?
Una pregunta que trato de hacerme diario (la tengo apuntada en un post-it en mi computadora) es: ¿En qué quiero estar pensando mañana? Y trato de que esa pregunta me ayude a sembrar la semilla del pensamiento que de la nada me surja en una salida a hacer algún quehacer doméstico una tarde cualquiera.
Gracias por recibir Sunday Service un domingo más. Ojalá que esta carta sea una semilla de algún pensamiento futuro, un pensamiento que esté alineado con la persona que quieres ser.
Te mando un abrazo desde este semillero digital de ideas,
Carlos 🍃
🎆 En otras (felices) noticias
Hace unos días los organizadores del Festival de Podcast SONARMX anunciaron a los finalistas en las dos categorías en las que entregarán premios durante el festival en Xalapa, Veracruz y… ¡Manantial del Infinito fue seleccionado como finalista en la categoría de Mejor Narración Sonora Emergente en Español!
Este podcast narrativo capturó mi atención creativa durante un año y me llevó a reflexionar fuerte sobre el tema de las raíces familiares y el archivo familiar como un medio de identidad. Te dejo aquí el primer episodio por si no has podido escucharlo, y ya te avisaré qué pasa en el festival.
🌿Más semillas para pensamientos futuros
Te dejo por acá dos podcasts increíbles que escuché durante mis salidas a correr esta semana, y no quiero dejar pasar la oportunidad de recomendártelos: