Hola, queridx. ¿Cómo has estado?
Gracias por abrir esta carta de nuevo, me alegra mucho saludarte.
Hoy quisiera compartir contigo una reflexión que tuve a partir del siguiente tweet de James Clear:
Traducción: Cuando decidimos seguir a alguien en Twitter (o cualquier otra red social) estamos escogiendo nuestros pensamientos futuros.
Quisiera contarte por qué esto me parece una anotación muy perspicaz. Al mismo tiempo, el hecho de que la carta de hoy se trate de esto es evidencia misma de la veracidad de ese tweet. Se puso un poco meta este asunto, ya verás por qué.
En el mundo de las redes sociales, la expectativa cuando uno se une a alguna plataforma es publicar o consumir lo más continuamente posible. Es decir, cuando le damos follow a alguien estamos mandando el mensaje al algoritmo (sabio y omnipresente) que queremos ver más de esto. Cada vez que regresamos a la red social de nuestra predilección (que honestamente es muchas más veces al día de lo que creemos) le damos un traguito más a ese contenido que en su momento nos atrajo exitosamente y que ahora reclamará nuestra atención el resto de nuestros días (en esa plataforma).
Una vez que tiene nuestra atención, el siguiente paso es reaccionar - favorable o desfavorablemente - ante el contenido (el engagement es el santo grial de las redes). Si nos imaginamos que este ciclo se repite cientos de veces al día, miles de veces a la semana, nuestra atención (el recurso más valioso que tenemos) ha sido capturada en un ciclo de estímulo - respuesta y llega el inevitable momento en el que el contenido que consumimos de esas cuentas que hemos elegido seguir es lo que ahora pensamos, compartimos, cantamos, tarareamos, de lo que nos reímos, refunfuñamos y nos acordamos a lo largo del día.
El argumento más amplio aquí es - por supuesto - el de nuestra dieta de información, lo cual se extiende más allá de las redes sociales: libros, newsletters, podcasts, series, películas, incluso nuestros colegas, amistades y familiares. Tal como lo que comemos determinará en gran medida el estado de nuestra salud física, lo que hay en nuestra dieta de información determinará lo que pensaremos, lo cual dictará nuestras acciones, lo cual inspirará eventualmente nuestra identidad.
Creo que esto es algo que vale la pena recordar más a menudo. Ser más conscientes del hecho de que la información que consumamos hoy será la materia prima para nuestros pensamientos de mañana nos ayudará a decidir qué tipo de personas queremos ser día a día.
Te decía que esta carta es bastante meta porque no habría escrito todo esto si no hubiera leído hace unos días ese tweet. De hecho, todas las cartas que te he enviado están inspiradas en algo que he leído o visto antes y mi esperanza es que cuando leas estas palabras se siembren semillas de futuras ideas que puedas después incorporar a tu vida.
Abrazo,
Carlos.
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