Voy a darle sombra al mundo de un bonsái
- David Aguilar
I.
Hay un fenómeno muy curioso en la experiencia del aprendizaje autodidacta en el que cuando somos principiantes sentimos (¡naturalmente!) una admiración enorme por aquellos que han dominado cierta habilidad que estamos esforzándonos por aprender.
Es común que esa admiración se encauce por dos caminos, aunque hoy quisiera proponerte (recordarte, recordarme) que hay un tercer camino mucho más interesante, que a menudo ignoramos o menospreciamos.
El primer camino es el de la imitación:
Buscamos convertirnos en el próximo ______ (fill in the blank), porque esa persona fue la que nos inspiró a hacer eso, a interesarnos por aquello, o nos mostró lo que es posible en esa área del conocimiento o de las artes. Nos queda claro que tenemos un camino largo enfrente, pero estamos muy inspirados, el entusiasmo sigue vivo y nos impulsa a dar los primeros pasos.
Ya avanzada una parte del camino, tarde o temprano (a veces muy temprano) nos damos cuenta de que las cosas son un poco más difíciles de lo que pensábamos y que el proyecto de convertirnos en el siguiente _______ tal vez nunca suceda, tras lo cual viene una caída de ánimo tremenda.
A veces esa caída es tan abismal que abandonamos toda intención de continuar con nuestro proyecto bajo la justificación de “¿para qué seguir si la brecha entre lo que puedo hacer y lo que quiero hacer es tan enorme?”. Esto me ha pasado más veces de las que quisiera admitir.
Sin embargo, es probable que todo esto venga de la desatinada ilusión de perfección al primer, tercer o quinto intento. Existe en muchos de nosotros un deseo caprichoso por creer que el progreso es sólo lineal, combinado con la resistencia a creer que alguien que admiramos por alguna habilidad haya sido un principiante lleno de dudas en algún momento.
II.
Hace tiempo durante un taller de composición en guitarra que tomé en línea, el profesor nos dijo algo que se me quedó grabado por su sencillez. Y como a veces ocurre con lo sencillo: si prestamos atención encontraremos que hay capas profundas en lo elemental.
Lo que nos dijo fue: a la hora de componer acordes para una canción, no hay necesidad (es más, hay que resistir el impulso) de buscar acordes complicados o de movernos por todo el instrumento para sentir que estamos realmente componiendo algo, o haciendo algo que valga la pena. Al contrario, lo que hay que hacer primero es moverse cerca: buscar en las notas aledañas alguna que nos llame y desde ahí continuar.
Me pareció de inmediato un consejo valioso para la música y para la vida. A veces nos deslumbramos con lo complejo, lo sublime o lo ideal y ninguneamos lo posible. Desairamos el paso que está a lado nuestro, simplemente porque está ahí demasiado cerca.
El tercer camino del que hablaba hace un momento y que hacemos bien en recordar a menudo es el de reconocer lo posible y arrojarnos a ello sin expectativas de grandeza. Se trata de abandonar lo que imaginamos que otros hicieron o están haciendo y redirigir la atención a lo que hoy podemos hacer dentro de nuestro contexto y posibilidades sin desear que fuera diferente. Es decir, se trata de dar el paso que - por la razón que sea - nos resistimos a dar.
Start close in,
don’t take the second step
or the third,
start with the first
thing
close in,
the step
you don’t want to take.
-David Whyte
🍃
Muchas gracias por recibir Sunday Service un domingo más. Esta carta fue inspirada por el fragmento de poema de allá arriba de David Whyte y la canción de aquí abajo de El David Aguilar. Ojalá que te haya dado algo qué llevar contigo en la semana.
Te abrazo desde lo cercano, nos leemos el próximo domingo.
Carlos 🍃
En otras noticias…
Esta semana fue el cumpleaños de mi abuela Meche, la bisabuela de mi hija, a quien debo muchas cosas bellas de la vida, entre ellas la forma en la que me relaciono con los libros y las artes.
Fue ella quien plantó las primeras semillas de amor por las letras, el lenguaje y la música que hoy son parte importante de mí.
Hace 3 años que una embolia le robó la capacidad de hablar fluidamente y expresarse de la forma tan alegre y elocuente que todos le conocimos. Y en vista de ese hecho, las grabaciones que tengo de ella cantando o recitando sus poemas favoritos cobran un valor inconmensurable.
Hablé un poquito de eso en este primer episodio del podcast que hice sobre el archivo familiar como fuente de identidad, el cual fue nominado como finalista a Mejor Podcast de Narración Sonora Emergente en Español en el Festival SONAR. Si no lo has escuchado y tienes curiosidad, por aquí lo dejo.
Feliz cumpleaños, Mechita. Gracias por tanto amor. 🍃🩵
Hola,
¡Linda entrega!
Me quedo con este pensamiento, tal vez porque en muchos sentidos me recuerda a mí yo de antes:
"A veces nos deslumbramos con lo complejo, lo sublime o lo ideal y ninguneamos lo posible. Desairamos el paso que está a lado nuestro, simplemente porque está ahí demasiado cerca".