Apenas se vislumbra el fin del año y sin falla comienzan a aparecer esas maravillosas (y a veces demasiado largas) listas de lecciones y cosas favoritas que vimos, leímos, escuchamos, comimos y experimentamos este año. Hay algo en el formato de las listas que las vuelve irresistibles. Encuentro casi imposible resistir la pulsión por leer o escuchar “el top 5 -10” de alguien que me cae bien, respeto o admiro.
Supongo que el aspecto visual y espacial, así como la facilidad de consumir información bien ordenada en categorías, es parte de lo que hace a una lista el medio ideal para comunicar elementos que no tienen mayor conexión entre ellos salvo el hecho de que lograron estimular nuestra curiosidad o satisficieron alguna necesidad física, intelectual, espiritual o de entretenimiento mejor que cualquier otra cosa este año.
Sin embargo, más allá de la curiosidad o morbo por enterarnos de lo que otrxs disfrutaron en los últimos 12 meses, lo que me gusta de hacer una lista de fin de año es que también es un ejercicio de atención. Tal vez mejor dicho, es un ejercicio de análisis de atención.
¿A dónde se fue mi atención este año?
¿A qué le dediqué tiempo y energía?
No sé cuántos años de mi vida pasé brincando de un año a otro sin ponerme a pensar o escribir (que como sabemos son la misma cosa) qué cosas específicamente disfruté hacer ese año. Lo cual habría podido informar qué me gustaría seguir explorando en próximos meses, o cómo quisiera cambiar el uso de mi atención de aquí en adelante.
Hacer una lista de este tipo es también una forma de darnos cuenta de que de todo lo que consumimos en un año, el porcentaje de lo que recordamos es sumamente bajo. Sin embargo, eso no quiere decir que lo que consumimos no tuvo o esté teniendo un efecto en nuestra consciencia, humor y bienestar.
Es difícil no consumir contenido del cual perfectamente habríamos podido prescindir en el mundo del doomscrolling. De ahí la batalla por retomar el control del recurso más valioso que tenemos. Escribir Sunday Service ha sido para mí un regresar constante a la idea de proteger la atención y tratar de regalarla lo menos posible a cosas y personas que no lo merecen o aprecian.
Dicho todo esto, me gustaría compartirte una lista con categorías extrañamente específicas de algunas de las cosas que (tras una revisión extensa y por momentos perturbadora) más me gustaron o más impacto tuvieron en mí este 2024.
Podcasts que más me hicieron reír:
Conan O’Brien Needs a Friend
The Adam Buxton Podcast
Podcasts que más me acompañaron durante mis salidas a correr:
Making Sense by Sam Harris
All Songs Considered by NPR
Aprender de Grandes
Dads: The Podcast by Team Coco
Podcasts de los que más aprendí:
The Grey Area by Vox
Your Undivided Attention by Center for Humane Technology
The Ezra Klein Show by NYT
Evento al que más disfruté asistir:
Festival SONAR MX
El único libro que sí terminé de leer y sí me gustó mucho:
Meditations for Mortals by Oliver Burkeman
Canales de Youtube a los que regresé constantemente, tal vez demasiado:
David Pakman Show
Tiny Desk Concerts
The Daily Show by John Stewart
Working it Out by Mike Birbiglia
Cosmic Skeptic
Serie de TV que no terminé de ver pero sí me gustó:
The Bear
Documental que me hizo llorar:
The Remarkable Life of Ibelin
Videos extrañamente hipnotizantes que pongo cuando necesito un momento de paz:
Sonic Landscapes by Yoshitaka ito
Gentle Ambient Sounds by Logan Daniel McDonald
¡Gracias por recibir Sunday Service un domingo más!
Te dejo abajo el Tobogán Sonoro de esta semana bajo la consigna: Lo primero y lo último.
Te recuerdo que el propósito de esta sección es aventarnos a hacer audio sin tanta presión por crear algo “perfecto”. La idea es ejercitar el músculo de la creación sonora. Así que siempre bienvenidas todas las contribuciones. ¡Nos leemos y escuchamos pronto!
Un abrazo desde el final de un año que - como todos - se nos fue como agua.
Carlos 🍃
TOBOGÁN SONORO VOL. II
(prompt: lo primero y lo último)
El prompt para los siguientes 15 días es: Programa de Radio 📻
¡Nos leemos el próximo domingo! 🍃