Hace unos días encontré un texto que escribí en 2021, cuando aún no existía este newsletter, y al leerlo me quedó claro que es algo que me gustaría dejar por aquí, en este espacio de reflexión que tengo la suerte de compartir contigo.
El texto aborda uno de los temas a los que busco regresar a menudo a lo largo del año: el asombro en lo cotidiano. Es muy sorprendente la facilidad con la que comenzamos a tratar como normal lo que es absolutamente extraordinario, en nuestras vidas, en nuestro entorno, en el mundo natural.
Tal como alguien que se muda a la costa para poder estar cerca del mar y que con el paso del tiempo empieza a dar por sentado lo que antes le maravillaba, así nos pasa a todxs en otros aspectos de nuestra vida.
No sólo es un privilegio enorme cotidianizar lo extraordinario, es también una falta de atención al momento presente, a los milagros que constantemente nos rodean. Hoy que hay una beba de 6 meses en mi vida, esto me queda más claro que nunca.
Me siguen haciendo bien los recordatorios ocasionales que me despiertan del letargo del día a día y me animan a apreciar de nuevo lo que comienzo a dar por sentado en mi vida.
Te dejo aquí el texto de 2021, es un poco más largo de lo que acostumbro publicar acá en Sunday Service, pero ojalá lo disfrutes y te inspire en este domingo:
Hace algún tiempo me encontré con una plática de Rob Bell titulada "An Introduction to Joy" y a pesar de que por momentos me pareció un poco cursi, me di cuenta de que el mensaje central realmente conecta con algo que valoro mucho.
Para empezar me gusta que Rob hecha mano de su experiencia como ex-pastor de una iglesia evangélica cristiana y conecta la esencia de alguna enseñanza tomada de pasajes bíblicos con nuestra experiencia del día a día. En buena medida, eso es lo que hace cualquier pastor o líder de cualquier grupo religioso: traer enseñanzas antiguas y aplicarlas al mundo actual.
Sin embargo, es común que este tipo de discursos sean difíciles de soportar, porque muchas veces son anacrónicos, dogmáticos, forzados, artificiales. Lo que me llamó la atención de éste en particular, es que Rob Bell intenta de muchas formas no caer en esas trampas comunes del discurso religioso o ex-religioso.
"An Introduction to Joy" comienza recordándonos que, independientemente de nuestras creencias religiosas o falta de las mismas, la realidad dura es que la vida es efímera: en algún momento todas las personas que conocemos morirán, en otro momento nosotros moriremos, nadie nos recordará y prácticamente nada de lo que hagamos tendrá un impacto realmente duradero. Bastante deprimente, pero el giro que le da Rob es que es precisamente por esa misma razón que deberíamos prestar más atención al disfrute de esta vida que tenemos.
Ya sé que no se trata de un argumento nuevo, revolucionario ni particularmente perspicaz, para ser honestos. Cualquier papelito de galleta de la suerte podría decir algo similar. Pero una cosa es leerlo, o escucharlo por ahí y otra es adoptarlo como una forma de vida. Y para ello hay herramientas que nos permiten incluir y añadirle a nuestros días ese elemento del disfrute. Una de esas herramientas es bajar la barrera del disfrute.
Bajar la barrera del disfrute es como estoy traduciendo la frase "lowering the bar for joy". Básicamente se trata de aprender a adoptar una actitud de sorpresa genuina por la oportunidad de seguir viviendo, de seguir sintiendo, de seguir amando. Y aunque Rob Bell lo asemeja a la sorpresa infantil, a mi me gustaría compararlo a la sorpresa perruna.
Todos los días salgo con mi perrita (Javiera) a caminar, y sin importar si se trata de una caminata corta o larga, algo que siempre disfruto ver es cómo se emociona al encontrarse una ramita de árbol en el camino. La ve y no lo puede creer. La agarra con su hocico y la carga buena parte del recorrido, levantándola, soltándola y volviéndola a agarrar. A veces voltea a verme como diciendo: "¡Mira lo que encontré! ¡¿Lo puedes creer?!"
Para mí, ésa es la personificación de bajar la barrera del disfrute. ¿Quién fuera Javiera para alegrarse a ese grado por encontrar una ramita?
Rob Bell cita del libro de Eclesiastés y elabora todo su discurso alrededor de la idea de que "todo es vanidad" y de cómo la búsqueda del significado y de la trascendencia pueden ser una exploración sin frutos. Y aunque una buena parte de mí se resiste a esta idea y empuja en la dirección opuesta, considero importante ser conscientes de que la vida realmente es como la flama de una vela, sujeta a apagarse a veces con el más mínimo soplido.
Hacemos bien en conectar un poco más con el presente y anotar qué hemos dado por sentado recientemente, darnos permiso de maravillarnos de las experiencias extraordinarias que nos rodean casi en todo momento. Porque lo cierto es que no tienen que ser sucesos fuera de serie ni excepcionales lo que nos haga abrir los ojos y nos haga sentir admiración o asombro por lo que hay en nuestra vida. A veces una ramita es todo lo que necesitamos si nos lo permitimos. Y ramitas hay tiradas por todos lados.
Nos leemos el próximo domingo.
Te abrazo,
Carlos 🍃
Gracias por leer hasta acá. ¿Te gustó el Sunday Service de hoy? En caso de que sí, ¡dale un ❤️ o un restack! También puedes compartir esta carta con alguien que creas que la va a disfrutar, el mayor acto de amor:
Nos leemos el próximo domingo. 🍃
Gracias por lo que escribes. Justamente ayer caminaba con mi mejor amigo y le invitaba a que apreciemos la vida a menor velocidad. Yo le decía "no estemos en automático siempre" Y me gustó este concepto de Lowering the bar for joy.
Hermoso Carlos, gracias por compartirlo. Nuestros Pichichos siempre siendo maestros. Gracias por la invitación a apreciar y estar en el presente con curiosidad 🤍