El otro día publiqué una nota en la app de Substack sobre uno de los incontables paralelos entre correr y escribir. Aquellxs que practican alguna de estas dos actividades se identificarán con la sensación de haber rescatado el día entero cuando parecía que la vida no iba a permitirles tomarse el espacio de escribir o de salir a correr y lo logran.
Sin embargo, el paralelo más poderoso que encuentro entre correr y escribir es que las dos actividades parecen ser un puente hacia nosotros mismos que se va construyendo conforme las practicamos más y más.
Integrar estas actividades en nuestro día a día va tendiendo un puente que nos permite conocernos mejor, descubrir nuestros límites, advertir nuestras dudas, expandir nuestro mundo interior, entre muchas cosas más.
Creo que lo que más me gusta de correr y escribir es que son manifestaciones activas de un deseo de expresión y percepción. Además, las dos actividades nos permiten espacios de soledad para hacer un check-in personal y nos ayudan a contestar preguntas en las que tal vez de otra manera no repararíamos:
¿Cómo me encuentra hoy esta página en blanco? ¿Cómo llego a esta corrida? ¿Estoy agradecido de poder hacer esto hoy? ¿Me estoy dando cuenta de que es una fortuna poder tomarme el tiempo de hacer esto? ¿Estoy consciente de que estar hoy aquí representa un paso en la dirección correcta? ¿Percibo que esto puede convertirse en mi práctica espiritual?
Sólo a través de la acción se puede comenzar este diálogo de autoconocimiento. Hay ciertas conversaciones que sólo ocurren cuando conectamos lo mental con lo físico. Es al correr y al escribir que vamos construyendo un sendero que eventualmente llega a uno mismo.
Ahora bien, te invito a detenernos un momento en este concepto de conocernos. ¿No te parece extraño y maravilloso que sintamos la necesidad de conocernos? ¿No te parece muy loco que no sepamos quiénes somos constantemente a lo largo de nuestra vida? Personalmente encuentro paradójico, insólito y un tanto místico que existamos en este mundo con el deseo de comprendernos.
Somos posiblemente los únicos entes en este mundo que viven con la constante interrogante de su propia identidad. (No es queja.) Un árbol no cuestiona quién es o para qué está aquí. Nuestras mascotas tampoco se interrogan si están alcanzando su potencial o si deberían sentir vergüenza por su pasado. Simplemente son, están, existen.
En cambio, nosotros vamos por el camino buscando y encontrando pistas que nos revelen a nosotros mismos. Algunxs buscamos más intencionalmente que otros, pero el hecho es que nos vamos encontrando por el sendero que vamos construyendo paso a paso, a través de la acción, a través de las decisiones que nos permiten participar en la realidad.
Este tema es una puerta de entrada a la cuestión de si tenemos o no libre albedrío, si somos sólo el producto de los ambientes que habitamos o si tenemos injerencia en nuestra propia construcción de identidad.
Confieso (espero que ya haya sido evidente) que no soy un experto en estos temas que encuentro fascinantes, y me vienen a la mente un par de libros que recomiendo si te interesa explorar este misterio, los cuales reseñé en Encuentros de Mentes hace algunos años:
Por supuesto, correr y escribir no son particularmente especiales en cuanto a su poder de revelar piezas del rompecabezas que somos. Sin embargo, creo que hay algo en la naturaleza repetitiva de estas prácticas que les permite ser lumbreras de nuestra (in)consciencia.
Un tema que me da vueltas en la cabeza desde hace tiempo es el del ritual, particularmente la falta de ritual en mi vida desde que abandoné por decisión propia mi práctica religiosa hace muchos años.
Hay algo en lo ritualístico que me convoca. Tal vez por eso gravito hacia correr y escribir. Poner una palabra frente a otra, un pie frente al otro como ceremonia de entendimiento.
Me da un gusto enorme regresar a tu bandeja de entrada después de unas semanas de pausa y cotidianidades. Espero que esta carta dominical te encuentre en un lugar de paz y te haya dejado algo que te lleves en tu semana.
Te abrazo desde el puente que voy tendiendo a diario,
Carlos 🍃
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¡Nos leemos el próximo domingo! 🍃
Uyy sí. En mi caso es caminar, y a cada paso se artuculan un montón de reflexiones y búsquedas de respuestas.
Y bueno es bien sabido de casos de escritores que encuentran en el correr su momento para dar paso a la creación como Murakami o Leila Guerrierro
"vamos por el camino buscando y encontrando pistas que nos revelen a nosotros mismos. Algunxs buscamos más intencionalmente que otros, pero el hecho es que nos vamos encontrando por el sendero que vamos construyendo paso a paso, a través de la acción, a través de las decisiones que nos permiten participar en la realidad."
Gracias por ser puente que se permite transitar.