El milagro de la normalidad.
Cuando el cuerpo nos obliga a detenernos y apreciar lo que no estaba garantizado.
Hola, queridx
Me alegra saludarte. Te cuento que he pasado un fin de semana bastante incómodo con un resfriado que me ha tirado en cama un día entero con fiebre. Pero hoy me siento lo suficientemente bien como para escribirte estas líneas y no aguanto las ganas de estar ya recuperado para regresar a las andadas de fin de año.
He estado pensando en cómo el cuerpo nos enseña grandes lecciones cuando se enferma. Para empezar, nos obliga parar, a detener todo y poner atención a la prioridad. Nos hace entender que estar bien no está garantizado por más que lo demos por sentado. Y tal vez más importante: que sin una salud física y mental adecuada nada más importa.
(Esta canción me ha acompañado mucho este fin de semana.)
La importancia de la salud se vuelve más evidente conforme avanzamos en años, y no deja de sorprenderme lo poco que la valoramos cuando estamos bien. Debe haber algo que psicológicamente explique por qué actuamos como si estar bien fuera lo normal.
Encuentro que un ejercicio útil es ponerse a pensar en la cantidad de cosas que pudieran salir mal en un trayecto, en un proyecto, en un viaje, en un evento y luego estar del otro lado presenciando cómo las cosas (milagrosamente) salieron bien. No estaba dado por hecho que así saldrían las cosas, en absoluto. Y sin embargo, muchos de nuestros intentos (personales y como sociedad) por mantener el caos a raya dan buenos frutos.
Por supuesto, no estoy diciendo que las cosas no salgan mal a veces, incluso a menudo. Supongo que a lo que voy es que las extrañas y milagrosas ocasiones en las que llegamos al final del día enteros, sanos, con algún proyecto concluído, con una persona que nos ama cerca, con razones para mirar al futuro merecen un momento de atención plena para reconocer que la cosa pudiera haber sido diferente, que millones de cosas que pudieron haber descarrilado nuestro día no ocurrieron, o las evitamos de alguna forma más a menudo de lo que pensamos.
Me viene a la mente la famosa frase de que “nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido”, una invitación a apreciar el presente.
Deseo que tengas una semana saludable, con presencia, con atención.
Abrazo,
Carlos Arroyo
Aprovecho para dejarte tres podcasts muy buenos que escuché en estos días: