Confundido desde 1986
Una defensa cumpleañera de la confusión como medio de preservación de nuestra humanidad
Hace poco terminé de leer un libro que me cayó como anillo al dedo porque me ayudó a reflexionar sobre la obvia pero esencial relación entre el medio y el mensaje; sobretodo en lo que tiene que ver con el tipo de conversación que permiten ciertos medios en relación al mensaje que transportan. Tema intenso pero fascinante.
Los libros, el periódico, la televisión y las redes sociales son medios distintos que permiten distintos tipos de conversación alrededor de lo que comunican aunque sea el mismo tema. Es decir, el medio dicta la forma en la que se presenta una idea o un tema, y eso nos permitirá - a mayor o menor medida - comprender, internalizar y conversar sobre lo que acabamos de ver o escuchar.
El libro se titula “Amusing Ourselves to Death”, escrito por Neil Postman en el prehistórico año de 1985, lo cual lo convierte en un libro bastante profético con respecto a la disolución de la atención y la polarización política que vemos en la actualidad: consecuencia ineludible del tipo de medios que estamos usando para informarnos.
En este libro, Postman se avienta una crítica dura acerca de la fragmentación de la atención como consecuencia del… (listos aquí) … ¡del telégrafo y la televisión! No me puedo imaginar el infarto que le daría de vernos scrollear furiosamente en instagram reels o tiktok.
El argumento central del libro no es sólo que nuestra capacidad de poner atención a algo por periodos prolongados está en grave peligro desde los 80’s, sino en las implicaciones de que nuestra atención esté siendo capturada y dirigida sólo hacia aquello que entretiene o divierte y que como consecuencia sintamos una aversión desproporcionada hacia lo que nos aburre o nos confunde.
El autor se agarra mucho de Brave New World de Aldous Huxley como fondo contextual de este argumento, que también terminé de leer hace unos días y quedé bastante en shock con ese libro.
Ahora bien, aunque los párrafos anteriores parezcan sugerirlo, Amusing Ourselves to Death no es un libro pro-aburrimiento. Más bien, es un libro-invitación a cuestionarnos qué tipo de tecnologías incluimos en nuestra vida para informarnos, para aprender, para expresarnos, para divertirnos y también a reflexionar qué tipo de cultura o conversaciones incentiva el diseño de esas tecnologías. Porque eventualmente, nuestra interacción constante con el medio dictará lo que pensemos del mensaje.
My argument is limited to saying that a major new medium changes the structure of discourse; it does so by encouraging certain uses of the intellect, by favoring certain definitions of intelligence and wisdom, and by demanding a certain kind of content—in a phrase, by creating new forms of truth-telling.
- Neil Postman, Amusing Ourselves to Death
II.
Me interesa mucho la conversación que se está generando alrededor de la escritura y el uso de la inteligencia artificial, aunque por supuesto es un tema que se traslada también al arte en general.
Me dí cuenta revisando mis notas del teléfono que tengo capturados tres puntos de vista con los que resueno bastante al respecto.
El primero lo escuché de Nicolás Alonso, productor del podcast “Necesito poder respirar: La vida de Jorge González” durante un encuentro virtual organizado por los queridos amigos de Peces Fuera del Agua.
Nicolás comentaba que trabajando en un guión complicado para un episodio del podcast, algún colega le sugirió usar IA para que le organizara y armara el guión. A lo que él respondió, palabras más palabras menos:
“Si uso la IA seguro me ahorro varias horas de lectura y trabajo, lo cual estaría muy bien.. pero ¿y a qué hora me confundo? ¿A qué hora batallo con el texto"?”
Me pareció que esa observación hacía eco con algo que le escuché decir a Ezra Klein en una entrevista con David Perrell en la que dice que el tiempo que le dedicamos a leer y escribir importa más de lo que nos imaginamos si queremos explorar, entender o crear algo. Buscar atajos o delegar nuestras tareas de comprensión a una IA casi que juega más en nuestra contra que a nuestro favor.
Ezra decía que si - por ejemplo - pasamos en promedio 5 o 7 horas en convivencia con un libro a lo largo de un par de semanas, esa convivencia prolongada con las ideas del libro deja una huella muy particular en nuestro cuerpo y mente que no nos deja la versión abreviada, digerida y explicada que nos puede entregar la IA. Algo que claramente resuena con Amusing Ourselves to Death de Neil Postman: el medio es también el mensaje.
Por supuesto, nadie está diciendo que la IA no sea útil o sorprendentemente eficiente o que no parezca un hechizo mágico digno de fascinación. El tema central aquí que me parece que no deberíamos perder de vista es que la IA nos ofrece una salida muy conveniente del trabajo en el que - como personas interesadas en explorar nuestra creatividad - más deberíamos estar inmersos, que tiene mucho menos que ver con la optimización de cada tarea o cada segundo del día, y más con la expansión de nuestra imaginación y el disfrute de la actividad en sí misma, lo cual en muchas ocasiones incluye aprender a dar un pasito a la vez en medio de la confusión.
La IA ha llegado - entre otras cosas - a permitirnos eliminar toda fricción inherente del proceso creativo para regalarnos el producto final en el que nuestra participación es marginal. Y creo que ahí hay preguntas importantes que gente que escribe o está interesada en crear otros tipos de arte podemos hacernos:
¿qué tanto de mí quiero que haya en esta obra? ¿qué tanto estoy dispuesto a descubrir de mí mismo a través de este proceso creativo? ¿qué tanto quiero que esta obra represente algo cierto y genuino de mí?
Me queda claro que hay circunstancias en las que la respuesta a esas preguntas es “nada y cero”, para las cuales la IA entonces sería perfecta: un utensilio todopoderoso que lleva a cabo nuestras instrucciones de forma bastante desalmada. Yo mismo uso la IA con mucha curiosidad, he sentido (y caído) en la tentación de dejarle hacer el trabajo creativo que tanto estoy tratando defender hoy acá.
Sin embargo, creo que si abrazamos el proceso creativo con todo su caos, desorden y confusión nos daremos la oportunidad de crear algo real, imperfecto y humano que nos permita conectar con algún otro humano, imperfecto y real, que es - en mi opinión - el propósito principal de la creación artística.
🍃Breves actualizaciones de vida🎂
Esta entrega de Sunday Service coincide con mi cumpleaños número 39, al cual llego con buenos ánimos, buena salud y bastantes preguntas. Me siento muy agradecido de poder llegar a esta edad con un espíritu de curiosidad por aprender más del mundo, y con ganas de seguir construyendo este espacio que me ha permitido conocerme y encontrar lectorxs sensibles con los que me encanta conectar dominicalmente.
Les mando un abrazo, y seguimos siguiendo este año.
Carlos
Nos leemos el próximo domingo. 🍃
Carlos, Feliz Cumpleaños!!!
Me ha gustado mucho esta entrega porque la IA es útil, (un amigo dice que hay que usarla como si fuera un becaria), yo la suelo usar pero nunca me quedó con el "producto final" que nos da, en gran medida porque siento que no hay nada de mí. Por ejemplo yo hago collages, en el pasado alguna vez experimenté con ella para crear imágenes, pero sentí que me perdía de mucho, de todo el proceso, y no me gustó.
¡Feliz cumple, Carlos querido! Te deseo un año lleno de preguntas y confusiones que sigan alimentando tus procesos creativos. ¡Abrazo!