Carta a mi hija de 2 años

Cuidar en un mundo que descuida, es resistir

Querida Sofía,

El día de tu cumpleaños salí a correr, después de casi dos meses de no hacerlo. Sentí la necesidad de romper el sedentarismo temporal en un intento por recordarme uno de los mayores regalos que puede darle un papá a su hija: su salud. Quiero estar saludable para poder ser tu papá por el mayor tiempo posible, quiero que tengas padre para rato.

Es extraño que esto suceda pero siempre olvido lo mucho que me hace bien salir a correr. Me despeja la mente, me alivana el cuerpo, me permite interactuar con la colonia: sus banquetas, sus ruidos, sus negocios, sus árboles.

Uno de mis sueños de papá era poderte pasear en bicicleta, con tu asiento de bebé atrás, con tu casco y tus piecitos bien agarrados. Ese sueño se cumplió hace varios meses y me encanta ver cómo lo disfrutas tú también.

Otro sueño que tengo de papá es que algún día me acompañes a correr y que platiquemos de la vida mientras vamos recorriendo las calles rumbo a Chapultepec. De regreso, detenernos a desayunar en tu restaurante favorito de la colonia, que nos contemos qué libro estamos leyendo, que me preguntes cosas que no sepa contestar, que me lo lleve de tarea y lo platiquemos en nuestra siguiente salida a correr.

Ha sido hermoso verte crecer estos dos años. Sentí que le pusieron fast forward a tu desarrollo este último medio año. Eres ya una absoluta toddler, y la bebé que no sabía expresar qué ropa ponerse o qué desayunar o qué jugar ahora ya no existe.

En su lugar estás tú, una criatura hermosa que habla hasta por los codos, que aún no pregunta mucho, pero que da muchas instrucciones. Te encanta el yogurt con avena, coco rallado y puntitos (así le dices a la chía). Exiges que te demos uvas, mango y pera de desayuno, comida y cena. Te sabes tu libro favorito de memoria. Te encantan las albóndigas de tu abuela.

He notado que me preocupa más la condición del mundo desde que estás aquí. Y mientras más le pongo atención a lo que está pasando a nuestro alrededor, más parece que todo va empeorando. No digo esto para inquietarte. Sólo quiero que cuando algún día leas esto sepas que ha habido días muy extraños y contradictorios en los que en las noticias del mundo todo parece derrumbarse, y mientras tanto en nuestro hogar, felizmente, tú floreces.

Tú eres mi punto de contacto con lo que es profundamente hermoso de la vida. Nos enseñas a tu mamá y a mí un mundo nuevo casi cada día.

Ayer te observé correr de aquí para allá en la casa, llevando tus peluches de un lado a otro, ordenándolos en fila en el piso, hablándoles y gritándome a cada paso. ¡Mira papá! ¡Mira mamá! ¡Mira bola! ¡Mira Javi!

Qué suerte estar vivo y presenciar esta belleza, pensé.
Qué suerte la mía de ser tu papá.

Felices 2 años, hija.

Te ama siempre,
Papá 🍃

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