Me gusta poner en conversación las ideas de personas que muy probablemente no se conocen. Esta carta está inspirada en algo que dijo Austin Kleon, cuya newsletter leo religiosamente, conectado con algo que dijo el Coach Bennett, con quien estoy entrenando para el maratón.
Te dejo este video hermoso como aperitivo antes de entrar en materia:
Recuerdo que algo que me impulsaba como persona cuando estaba en mis 20s era la idea de alcanzar ciertas metas muy ligadas a números artificialmente dotados de significado.
En ese entonces estaba muy clavado con viajar y aprender idiomas. Mi objetivo era viajar a tantos países y aprender tantos idiomas como pudiera antes de cumplir 30 años, que sonaba entonces como llegar a la senectud. La meta era llegar a 50 países y hablar 10 idiomas antes de los 30 años.
Cabe mencionar que no lo logré. Y aunque fue una década de mi vida muy movida y muy formativa, también me sentí durante algún tiempo como un fracaso por no haber llegado a mi objetivo. Lo cual me llevó poco a poco a desanimarme de seguir viajando y aprendiendo idiomas con el mismo ímpetu.
Por supuesto, lo bailado nadie me lo quita (como decimos en México) pero ahora entiendo que la falla (si alguna hubo) no estuvo en no haber logrado el objetivo, sino en no haber apreciado en su momento la relación que estaba creando con esas dos aspiraciones.
Y ahí está la distinción de la que quiero escribirte hoy: nuestros objetivos son distintos y de mucho menos importancia que la relación que construímos cuando vamos tras ellos. En otras palabras: Objetivos < Relación.
Muy a menudo perdemos de vista que - queramos o no - estamos desarrollando relaciones (formativas o destructivas) con lo que nos rodea y con lo que hacemos. Los objetivos que nos impulsan son una brújula indispensable para sentir que vamos avanzando en nuestras vidas personales, profesionales, intelectuales, creativas y espirituales. Pero sería un error pensar que la vida se trata únicamente de los logros, de alcanzar lo propuesto. Sería un error aún más grande anclar nuestra identidad a la conquista del objetivo.
Cosas que estoy tratando de lograr últimamente:
correr el maratón de la CDMX / meditar regularmente / escribir todos los días / ser un buen padre / componer música / bajar mis niveles de triglicéridos / leer más y scrollear menos /
Escribo esto para recordarme que aunque alcanzar nuestros objetivos se siente muy bien, la vida no ocurre en el logro. La mayor parte de nuestra vida reside en el espacio intermedio entre nosotros y lo que queremos. La vida realmente ocurre en el proceso. Y es durante el proceso que nos damos cuenta qué tipo de relación estamos desarrollando con lo que nos convoca.
Además, siento que intuitivamente lo sabemos, pero - como sucede con lo importante en la vida - necesitamos recordatorios constantes que nos rescaten del ruido. Algunas preguntas útiles en mi contexto pudieran ser:
¿qué relación estoy desarrollando con correr? ¿estoy disfrutando del proceso o sufriendo cada paso? ¿cómo me hace sentir la relación que tengo con la meditación, la escritura y la música? ¿estoy alimentando y nutriendo esa relación o descuidándola? ¿qué relación tengo con mi teléfono y mis redes?
Mencioné al principio que esta carta está inspirada en algo que dijo el Coach Bennett durante uno de mis entrenamientos para el maratón. En esencia lo que dijo fue: todo este esfuerzo que estamos haciendo no se trata sobre el maratón.
Pudiera parecer que sí, pero en realidad, este entrenamiento se trata acerca de practicar ser una persona más fuerte, más disciplinada, más saludable, más en contacto consigo misma, más en comunicación con su cuerpo y su ambiente, entre otras cosas que correr te permite desarrollar. No se trata sobre el maratón, ni siquiera se trata sobre correr, se trata de mucho más que eso.
Hace un tiempo Austin Kleon publicó una frase que en esencia decía que el propósito de nuestras relaciones y colaboraciones es la de llevarnos a lugares a los que no habríamos podido ir solxs. Me encanta esta idea porque me recuerda que las relaciones que tenemos con cosas y personas nos mueven, nos trasladan como individuos, nos transforman.
Sacar el foco del objetivo o la meta y reenfocarnos en las relaciones que estamos creando nos permitirá apreciar mucho mejor hacia dónde nos están transportando esas relaciones. Y una vez ahí, actuar desde la intención consciente y desde el agradecimiento. No nos construimos solxs.
Hoy quise conectar estas dos ideas porque llevo pensando en ellas desde hace unas semanas y creo que van de maravilla juntas. Ojalá te haya dado algo con qué acompañarte este domingo.
Gracias por recibir esta carta un domingo más.
Te abrazo, desde la relación que nos lleva a lugares nuevos.
Carlos 🌿
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Que belleza leer que la vida no ocurre en el logro ❤️🩹. Me encantó leerte. Estoy en mis early 20s así que leer esto fue un abrazo y regreso a la tranquilidad. Gracias.
Hola Carlos, gracias por compartir tus pensamientos. Me halle en muchos de ellos y me hiciste pensar desde otras perspectivas. Te seguiré leyendo. Muchos ánimos en la maratón.
Saludos