Estoy convencido de que - si se lo permitimos - la paternidad es un portal a un nuevo entendimiento del mundo. Es una experiencia con el potencial de transformarnos y abrir puertas de percepción intactas. Un poco como un psicodélico.
Una de las experiencias más asombrosas que uno puede tener, ya sea con el apoyo de un psicodélico, a través de la reflexión consciente o por vía de la paternidad es la de ver por fin algo que siempre estuvo enfrente nuestro.
Ser papá me ha hecho pensar en mis propios padres y en mis abuelos desde una lente desde la cual casi nunca los había visto: la lente de los cuidados. La mapaternidad es sin lugar a dudas la dimensión de los cuidados. La vida propia se organiza a partir de ahora alrededor del cuidado y atención de esta pequeña criatura tremendamente vulnerable.
En buena medida, entregarse a ese servicio paternal es su propia recompensa. Es decir, hay una alegría y un propósito de vida muy especial en volcarse al cuidado de nuestra progenie. Sin embargo, eso no quiere decir que sea siempre sencillo o maravilloso o libre de sacrificios.
Todo lo contrario.
Y ahí es en donde quiero detenerme un momento hoy.
Es natural que cuando somos pequeñxs veamos a nuestros padres como nuestros protectores, proveedores, consoladores, estructuradores, a veces nuestros héroes, a veces nuestros villanos, siempre nuestros cuidadores (hopefully).
Conforme vamos creciendo y comenzamos a habitar nuestra independencia personal empezamos a contar(nos) nuestra historia: fui a tal escuela, me enfermé de tal cosa, hice tal tratamiento, me accidenté así y me operaron este tobillo, fui a natación, conocí tal país extranjero, íbamos al mar cada verano, tomé clases de guitarra, etcétera.
Una paradoja de la mapaternidad entregada es que muy a menudo es casi invisible para les hijes. Lo más probable (y más deseable) es que de chicxs pasaron muchos años en los que ni nos enteramos de los sacrificios o las dificultades o las inseguridades o inconvenientes que vivieron nuestros padres/cuidadores para darnos esos recuerdos formadores de vida.
De una u otra manera cada día habia comida en la mesa, cobijas en la cama, libros en los libreros, juegos en el patio, amigos en la escuela, suministros en la alacena, abrazos en la casa. Como un milagro tan presente como imperceptible.
Imperceptible hasta que llega tu propio hijo y comienzas a ver todo lo que fue invisible para tí durante décadas, todo el amor recibido que no había necesidad de agradecer, todos los cuidados recibidos y dados por sentado. Por eso creo que la mapaternidad es un puente hacia nosotros mismos, y los descubrimientos a los que nos lleva el puente son constantes.
Ahora bien, no hay que convertirse en mapá para vislumbrar esta verdad. Esto aplica para todxs los que existimos: alguien nos cuidó, alguien nos arrulló para dormir, alguien nos abrazó, alguien nos llevó a esas citas médicas, alguien nos escuchó llorar. Todos esos cuidados nos trajeron hasta aquí.
Este texto fue inspirado por este hermoso poema de Ada Limón que te dejo aquí abajo, el cual también puedes escuchar en la voz de la autora.
Gracias por recibir Sunday Service un domingo más.
Nos leemos la próxima semana 🍃
Un abrazo entre cuidados,
Carlos
The Raincoat
by Ada Limón
When the doctor suggested surgery
and a brace for all my youngest years,
my parents scrambled to take me
to massage therapy, deep tissue work,
osteopathy, and soon my crooked spin
unspooled a bit, I could breathe again,
and move more in a body unclouded
by pain. My mom would tell me to sing
songs to her the whole forty-five-minute
drive to Middle Two Rock Road and forty-
five minutes back from physical therapy.
She’d say that even my voice sounded unfettered
by my spine afterward. So I sang and sang,
because I thought she liked it. I never
asked her what she gave up to drive me,
or how her day was before this chore. Today,
at her age, I was driving myself home from yet
another spine appointment, singing along
to some maudlin but solid song on the radio,
and I saw a mom take her raincoat off
and give it to her young daughter when
a storm took over the afternoon. My god,
I thought, my whole life I’ve been under her
raincoat thinking it was somehow a marvel
that I never got wet.
En otras noticias, esta semana me enteré del fallecimiento de tres autores que admiraba mucho y les quiero dejar una mención en agradecimiento por todos esos libros que me acompañaron en algún momento:
RIP
Paul Auster
Daniel Kahneman
Daniel Dennett
La maternidad en mi caso, me ha reconciliado en muchos aspectos con mi madre, a entenderla y mirarla con más amor. Gracias por compartir este texto.
Gracias como siempre por las buenas reflexiones y las palabras precisas.
Las imàgenes están super lindas, de qué artista son?
Abrazo :)