Eclipse parcial de sol sobre Ciudad de México
(8 abril 2024) 🌓
(🏃🏻 🏅)
Hace poco, una conversación con mi suegro me impulsó a tomar una decisión que venía postergando desde hace varios años. Durante una cena en casa, la conversación tomó el rumbo de la importancia de mantenerse activo físicamente.
Le pregunté sobre su experiencia como corredor, pues yo ya sabía que él había corrido algún maratón. Pero para mi sorpresa, me contó que en su vida corrió 6 maratones. Le conté que uno de mis sueños es correr un maratón, pero nunca me he sentido listo para apuntarme a uno.
Me platicó más sobre sus experiencias y al terminar esa cena me quedé varios días pensando en que tal vez era mi momento de inscribirme al próximo maratón de mi ciudad; que tal vez es el momento de sacar esos sueños del cajón etiquetado “algún día” y comenzar a trabajar en ello.
Hace unos días, por fin, me apunté con mucho nervio y emoción al maratón de la CDMX. He estado pensando que si esa noche hubiéramos platicado sobre otras cosas, tal vez no me habría apuntado al maratón este año (con todo lo que ello implica) y por supuesto, no estaría escribiendo sobre esto ahora.
(🚀 🌎)
El otro día encontré entre mis notas algo que apunté hace algunos años sobre un programa de la NASA llamado DART: Double Asteriod Redirection Test, cuyo propósito es detectar cuando un meteorito tiene una trayectoria de colisión con la Tierra y a partir de ahí, calcular desde qué distancia y cuál sería la fuerza mínima con la que se podría golpear a ese meteorito (tal vez con un cohete) para desviar su trayectoria lo suficiente y así evitar que se impacte con nuestro planeta.
Fuera del estrés que implica imaginarse un escenario como ése, me pareció una metáfora muy acertada de lo que muy a menudo ocurre en nuestras vidas. Todos los días nos encontramos con eventos, palabras, canciones, conversaciones, imágenes, olores, sonidos que tienen el potencial de (con)mover algo dentro de nosotrxs. Alguna de esas cosas ya ha tocado algo en nuestro interior y no será sino hasta dentro de algunos meses o años que entenderemos el efecto que ese contacto mínimo tuvo en nosotrxs.
Cabe aclarar que aquí no estoy hablando de esas colisiones de vida que son verdaderos encontronazos con el destino que mandan el rumbo de nuestra vida a lugares inimaginables. Esas colisiones (positivas y negativas) son evidentemente transformadoras.
Me estoy imaginando aquí algo mucho más sutil cuyo impacto apenas se percibe pero que, dado suficiente tiempo, cual semilla germina y nos transforma también.
A veces un gesto amable de un extraño en la calle puede cambiar la calidad de nuestro día. Otras veces una canción, o un podcast, o un poema pueden abrir ciertas puertas de nuestra conciencia que nos permiten entendernos o fortalecer nuestros vínculos con nuestra gente y nuestro entorno.
La clave está en estar lo suficientemente despiertos para notar qué nos está transformando y cómo nosotros a su vez estamos creando los días y vidas de quienes nos rodean. A veces somos nosotros esos cohetes que con un impacto mínimo podemos cambiar la trayectoria del día, del mes, o de la vida de alguien.
Me gusta pensar que tal vez alguna de estas cartas dominicales podría tener ese efecto. Quién sabe, tal vez ese impacto mínimo con potencial de cambiar trayectorias ya ocurrió en alguien. Por eso sigo escribiendo.
Gracias por recibirme de nuevo un domingo más.
Abrazo desde las infinitas posibilidades,
Carlos 🍃
Hace un año en Sunday Service:
Nos leemos el próximo domingo. 🍃
🫶✨🧡
Super especial esta entrega. Como un cohetito a un asteroide ;)